miércoles, 4 de abril de 2007

El precipicio que grita



El deseo es una herida que siempre busca abrirse.
Bulbosa, porosa y fértil.
Estira la piel hasta el paroxismo.
Es una herida colmada de pus,
ácida, pastosa,
Fértil de muerte.
Inconmesurable como un precipio de grito filoso.
Me oxida con su purulento aliento marino,
Desgastándome,
Desmembrándome,
Ahorcándo mis testículos
con medias de rayas negras y blancas.
Las mismas que usastes en mis sueños
anoche cuando quedé mudo.