lunes, 30 de julio de 2007

Tributo a Ingmar Bergman



Luciernaga gigante y necia,
vuelves de donde venimos.
Cara envidia de quienes quedamos a la sombra de
este infierno que tanto empeño hicistes en detallarnos.
Nos dejas hoy con tu juego de luces,
imágenes y palabras preñadas de la sabia angustia
que mejor acompaña al desvelo de la humanidad atribulada.
Desde la historia de mayúsculas podrás presumir de haber tatuado ojos y almas,
Podrás jactarte de haber burlado la muerte, el amor y
demás engaños que tanto te martirizaron como buen mortal.
¡Que modo de sublimar lo inevitable!
¡Que forma de servirte de tus miedos, de nuestros miedos!
Gracias por tanto, Ingmar.